Hace unos días presencié junto a Ceci, mi novia, un episodio insólito cuando volvía a casa por la noche. A eso de las 2 de la madrugada vimos como una vecina del barrio de Ceci pintaba un ceda el paso en la carretera de su puño y letra.
Al pasar a su lado nos saludó y nos pidió que la parapetásemos un poco con el coche para no ser vista por las máximas autoridades. Mientras acababa de pintar el citado triángulo nos explicó que, harta de ver tantos accidentes en ese cruce, había dicho a la policía que indicasen mejor la señal. Por lo visto, la policia le dijo que si estaba tan interesada que lo hiciera ella misma...

...ni corta ni perezosa trazó un triángulo perfecto (un poco descentrado para dejar pasar los coches mientras secaba), colocó un cono en medio y cuando acababa triunfal su tarea, pasó la policia con cara de pocos amigos dándole tiempo justo a nuestra protagonista a esconderse entre los coches y darles esquinzazo. Todo un gesto de generosidad de esta admirable señora que se jugó su libertad en favor del bien común. Y todo esto ella muy arreglada y sin mancharse ni un fleco.